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Hola Bárbara! Muy buenas preguntas! 🙌 Te respondo:
El sexismo puede ser una forma de expresar el machismo. Se puede diferenciar en que:
– Sexismo: es cualquier creencia, actitud o práctica que discrimina a una persona por su sexo o género. Es una forma de prejuicio o sesgo. Ejemplo: pensar que las mujeres son más emocionales “por ser mujeres” o que los hombres no deben llorar (por el hecho de ser hombres).
– Machismo: es un sistema de valores y conductas que refuerzan la idea de que los hombres son superiores o deben dominar sobre las mujeres. El machismo se alimenta del sexismo, pero va más allá: lo convierte en una forma de poder y control.Respecto a la frase “la mujer tiene que hacerse respetar”, es machista porque pone la responsabilidad del respeto en la mujer en lugar de la persona que agrede o falta el respeto. Por ejemplo, si una mujer es víctima de acoso o maltrato, -bajo una lógica machista-, es porque “no se hizo respetar”, “no hizo nada para detener esa agresión” o, “ella se lo buscó”, desplazando la culpa hacia la mujer en vez de cuestionar las conductas de la persona agresora o el entorno que las permite (cultura patriarcal).
Espero que te sirvan estas aclaraciones! 🙂
Gracias por tu reflexión Sandra. Tal como dices, la desigualdad en la distribución de labores no afecta solo a las madres, sino que es un tema estructural que impacta a toda la sociedad. Educar desde la infancia y comprometer al Estado y a las instituciones es clave para que el 50/50 sea una realidad y no solo una aspiración. ¿Qué acciones concretas creen que podrían impulsar nuestras organizaciones para avanzar hacia ese cambio?
Muchas gracias, Sandra 🙌. Es cierto lo que planteas: la interrupción constante puede darse en distintos contextos y no siempre está ligada al género, y en cualquier caso impacta negativamente en la comunicación y el respeto. En este módulo quisimos mostrar cómo esas mismas prácticas, cuando se cruzan con roles de género, refuerzan desigualdades y silencian más a las mujeres. ¿Cómo creen que podríamos trabajar en equipo para evitar tanto las interrupciones en general como las que reflejan desigualdad de género?
Muy buen aporte, María José 👏. Justamente el valor de este video es hacernos ver cómo el machismo se cuela en gestos y prácticas tan cotidianas que muchas veces pasan inadvertidas. Como dices, lo clave es dejar de normalizar estas conductas que limitan a las mujeres a ciertos roles dentro de los equipos.
Muchas gracias Monserrat, me alegra que te haya gustado el curso!
Respecto al curso de Ley Karin estamos trabajando en ello. Estaremos anunciándolo tanto en mi LinkedIn (in/florenciaespinozaz), como en los perfiles y plataforma de ISOOS!Gracias por compartir tu experiencia 🙌. Lo que planteas muestra muy bien cómo la doble presencia y el sobreesfuerzo que demanda el liderazgo impactan directamente en la vida personal y familiar. Incluso contando con apoyo… la autoexigencia y las críticas externas siguen siendo una carga que no debería recaer en quien asume un rol de responsabilidad.
Quizás por eso muchas mujeres —y también hombres— han optado por no tomar ciertos cargos, priorizando dedicar más tiempo a sus proyectos personales o familiares. Pero ojo! Esta decisión, lejos de ser individual, refleja un problema estructural: las condiciones de trabajo aún no permiten conciliar de manera justa.
Gracias por tu aporte tan completo! 👏 Es interesante que en tu reflexión unes lo estructural (marco legal, cambios conceptuales) con lo personal (tu propia experiencia de flexibilidad). Ese contraste muestra justamente lo que buscamos en este foro: que la conciliación no sea una excepción, sino un estándar accesible para todas las personas.
Gracias, Gloria, por compartir tu experiencia 🙌. Lo que dices muestra claramente cómo los roles de género se aprenden desde la infancia y se transmiten de generación en generación. Es muy potente ver cómo ahora tú estás promoviendo un cambio en tu propia familia ¡Ese es el verdadero impacto de educar con perspectiva de género! 💜
¡Muy buen análisis Monserrat!🌟 Lo que mencionas es clave: cuando una mujer señala o corrige, corre el riesgo de ser vista como “conflictiva”. Y justamente ahí vemos cómo opera el sistema patriarcal! Debemos partir reconociendo que el problema es la práctica desigual, y no quienes se atreven a alzar la voz.
